martes, 7 de junio de 2016

4 consejos para crecer en santidad inspirados por Santa Teresa


1.- Solo sigue tratando de convertirte en un santo.

"El buen Dios no exige más de ti que buena voluntad… pronto, movido por tus inútiles esfuerzos, Él descenderá, tomándote en sus brazos, Él te llevará hacia arriba." Santa Teresa de Lisieux

La clave para crecer en santidad es que sigamos intentando, incluso si nunca vemos avances en nosotros mismos. Si nos levantamos cada vez que caemos y comenzamos de nuevo, Dios estará contento. Si viéramos nuestro progreso, podríamos pensar que es por nuestros propios esfuerzos que crecemos en virtud. La incapacidad de ver nuestro crecimiento nos mantiene dependiendo de Dios.

2.- ¿No sabes cómo amar a la gente? Comienza por pequeños actos de amor.

"Tengo que buscar… la compañía de hermanas que sean las menos agradables para mí… quiero ser amable con todo el mundo para dar alegría a Jesús." Santa Teresa de Lisieux
Pocos de nosotros sabemos cómo amar verdaderamente a las personas. Si no sabemos cómo, podemos empezar por hacer pequeñas cosas: sonreír a un extraño, ofrecerte a lavar los platos, abstenerte de protestar. Podemos comenzar con pequeños actos de amor, en especial con aquellos con quienes no nos llevamos muy bien, para que nos enseñen «cómo». Aprendemos a amar amando.

3.- Orar no tiene que ser complicado.

"Para mí, la oración es un impulso del corazón; se trata de una sencilla mirada lanzada al cielo, es un grito de reconocimiento y amor, tanto en la prueba como en la alegría." Santa Teresa de Lisieux

Dios es simple. Él es feliz tan sólo con que nos presentemos y pasemos un tiempo con Él, no tenemos que hacer x, y, z, para que esta sea una buena oración. Si te es difícil o te distraes, intenta mantener la concentración y confía en que aun así es buena, aún, si no consigues calidez y alegría no recibas los wram-fuzzies.

4.- Céntrate en amar a Dios, no solo en tus fallas.

"Tenemos que amarlo simplemente, sin mirarnos a nosotros mismos, sin examinar demasiado nuestras fallas" Santa Teresa de Lisieux

Dios no es un juez que está esperando a que nos equivoquemos, Él nos mira con amor, como sus hijos. Los niños intentan complacer a sus padres, pero algunas veces se equivocan y hacen desastres. Si estamos tratando de ser santos, Dios no nos rechazará por nuestras equivocaciones. Si nos enfocamos en el amor y la bondad de Dios, va a ser más difícil para nosotros desanimarnos.

Santa Teresa me enseñó, que convertirse en un santo no es fácil, pero si es simple. No tenemos que desalentarnos por nada, la debilidad, el fracaso, el pecado, o el sufrimiento. Podemos confiar en que Dios nos hará santos, si tomamos un pequeño paso hacia adelante todos los días.


Autora: Therese Aaker

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