sábado, 19 de noviembre de 2011

Las cuatro esposas.


Había una vez un Rey que tenía cuatro esposas. Amaba a su cuarta esposa más que a todas las demás. Le hacía lindos regalos y la rodeaba de muchos cuidados. Le prodigaba siempre lo mejor. También amaba a su tercera esposa y se la presentaba con orgullo a los Reyes vecinos, pero temía que ella partiera un día con otro Rey. Amaba igualmente a su segunda esposa. Era su confidente y cada vez que tenía un problema, lo hablaban juntos. Su primera esposa era su compañera más fiel; y con ella había construido su reino.
Un día el Rey enfermó de gravedad. A punto de morir, se puso a reflexionar: "Tengo cuatro esposas, pero cuando muera, estaré solo". Llamó por lo tanto a su cuarta esposa y le dijo:
- Te he amado más que a las demás. Te he dado lo mejor que tuve. Ahora que voy a morir, ¿quisieras venir conmigo y ser mi compañera para siempre?
- ¡Estás loco!, le respondió ella, antes de alejarse sin agregar palabra. Su respuesta penetró dolorosamente en el corazón del Rey, como un cuchillo.
El Rey le dijo entonces a su tercera esposa:
- Te amé durante toda mi vida. Ahora que voy a morir, ¿estás dispuesta a seguirme?
- No, le respondió ella. La vida es demasiado bella. Cuando hayas muerto, me volveré a casar. Esta respuesta sorprendió al Rey que quedó muy entristecido.
Le dijo a su segunda esposa:
- Siempre he acudido a ti en los momentos difíciles y tú me has ayudado. Ahora que voy a morir, ¿quieres seguirme? Ella le respondió:
- Lamento no poder seguirte, pero te prometo que te haré un hermoso funeral.
El Rey se encontraba desamparado. Durante toda su vida se había equivocado sobre los sentimientos de sus esposas. Escuchó entonces una voz que le decía: "Yo iré contigo. Te seguiré por donde vayas"
La que estaba hablando era su primera esposa. El Rey la miró y se avergonzó: estaba flaca, enferma y resignada. Entonces le dijo: "Es a ti a quien debería haber amado más que a las demás cuando podía hacerlo"

En realidad cada uno de nosotros tiene cuatro esposas:

Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. Sea cual fuere el cuidado que le demos, nos dejará el día en que muramos.

Nuestra tercera esposa es nuestra riqueza y nuestra situación social. Cuando estemos muertos, no nos llevaremos nada.

Nuestra segunda esposa son nuestros amigos y nuestra familia. Son un gran apoyo para nosotros, pero el día de nuestra muerte todo lo que puedan hacer por nosotros será organizar nuestro entierro

Nuestra primera esposa es nuestra alma que olvidamos frecuentemente y que tratamos tan mal. Sin embargo ella nos acompañará a todo lugar. Tómate tiempo para cuidarla y atenderla para que sea bella y santa. ¡Hazla brillar ahora! ¡Después, será demasiado tarde!

 

7 comentarios:

  1. ¡Cuanta verdad, tan frecuentemente descuidamos nuestro interior, nuestra alma, lo único de verdad que de nosotros importa!
    Gracias por la historia, me ha encantado.
    Un abrazo María.

    ResponderEliminar
  2. Maria que bella historia y llena de razon, cuidemos mas nuestro interior ya que es lo unico que nos acoma;ara...nuestra alma.
    Abrazos mil.

    ResponderEliminar
  3. Preciosa comparación. Nuestras prioridades están al revez, poco caso le damos al alma, y acumulamos necedades. Besos Martha.

    ResponderEliminar
  4. Hola María: preciosa entrada, gracias por compartirla, feliz día de CRISTO REY.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Que historia tan buena para reflexionar sobre nuestra propia vida y lo que hacemos. Gracias Maria.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Buenos días María del Rayo. Tienes razón, me tomaré más tiempo con la primera porque no son pocas las veces que a veces amo más a las más ingratas.Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Qué buena comparación, María y qué buena reflexión. Pobre alma, ahí calladita, adelgazando y las demás cosas que se van a quedar aquí engordando tontamente.
    He aprendido mucho.
    Un beso grande

    ResponderEliminar

Gracias por sus comentarios, para mi son muy importantes.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...