jueves, 13 de mayo de 2010

13 de Mayo 2010

Vida oculta en Nazaret
Me gusta volver con la imaginación a aquellos años en los que Jesús permaneció junto a su Madre, que abarcan casi toda la vida de Nuestro Señor en este mundo. Verle pequeño, cuando María lo cuida y lo besa y lo entretiene. Verle crecer, ante los ojos enamorados de su Madre y de José, su padre en la tierra. Con cuánta ternura y con cuánta delicadeza María y el y José se preocuparían de Jesús durante su infancia y, en silencio, aprenderían mucho y constantemente de Él. Sus almas se irían haciendo al alma de aquel Hijo, Hombre y Dios. Por eso la Madre —y, después de Ella, José—conoce como nadie los sentimientos del Corazón de Cristo.
Ofrezcamos hoy a nuestra madre, la Virgen María:
Cumplir con perfección y alegría, y por amor a la Santísima Virgen, mis deberes profesionales.

1 comentario:

  1. Al llegar a la adultez se dice nos encontramos preparados, independientes y podemos cargar el mundo en nuestros hombros, y para dar, proteger y formar otras vidas, pero es un intercambio el que se hace entre el adulto y el niño, y los padres al ser pilares y sostén de esa vida que necesita ser protegida y alimentada con amor y guía se va robusteciendo, los padres a su vez se alimentan de toda esa sabiduría de Dios que se aprende de un niño en desarrollo. Con Jesucristo, se requería de unos padres en gracia, para que ellos pudieran ver la grandeza humilde de su hijo amarle y ellos aprender del hijo de Dios a quien custodiaban y totalmente de acuerdo contigo, ellos fueron bendecidos y se transformaron en la gloria de Dios al ser los padres en la tierra de Jesús.

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Gracias por sus comentarios, para mi son muy importantes.

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