jueves, 13 de mayo de 2010

Oración del Papa Benedicto XVI

Oración que pronunció el Santo Padre Benedicto XVI al llegar en la tarde del miércoles 12 a Fátima, durante su visita a la Capilla de las Apariciones del Santuario de la Virgen.

Santo Padre:
Señora Nuestra y Madre de todos los hombres y mujeres, aquí estoy, como un hijo que viene a visitar a su Madre y lo hace en compañía de una multitud de hermanos y hermanas.
Como sucesor de Pedro, a quien se le ha confiado la misión de presidir al servicio de la caridad en la Iglesia de Cristo y de confirmar a todos en la fe y en la esperanza, quiero presentar a tu Corazón inmaculado las alegrías y las esperanzas además de los problemas y los sufrimientos de cada uno de estos hijos e hijas tuyos que se encuentran en la Cova de Iría o que nos acompañan desde lejos.
Madre amabilísima, tu conoces a cada uno por su nombre, con su rostro y su historia, y quieres a todos con la benevolencia materna que brota del corazón mismo de Dios Amor.
A todos te los confío y consagro. María Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra.
[Cantores y asamblea: Nosotros de cantamos y aclamamos, María (v.1)]

Santo Padre:
El venerable Papa Juan Pablo II, que te visitó tres veces, aquí en Fátima, y dio gracias a esa "mano invisible" que lo libró de la muerte en el atentado del 13 de mayo, en la Plaza de San Pedro, hace casi treinta años, quiso ofrecer al Santuario de Fátima un proyectil que le hirió gravemente y fue incrustado en tu corona de Reina de la Paz.
Es de profundo consuelo saber que tu estás coronada no sólo con la plata y el oro de nuestras alegrías y esperanzas, sino también con el "proyectil" de nuestras preocupaciones y sufrimientos.
Agradezco, Madre querida, las oraciones y los sacrificios que los Pastorcillos de Fátima elevaban por el Papa, llevados por los sentimientos que tú les inspiraste en las apariciones.
Agradezco también a todos aquellos que, cada día, rezan por el sucesor de Pedro y por sus intenciones para que el Papa sea fuerte en la fe, audaz en la esperanza y celoso en el amor.
[Cantores y asamblea: Nosotros de cantamos y aclamamos, María (v.2)]

Santo Padre:
Madre querida por todos nosotros entrego aquí en tu Santuario de Fátima, la Rosa de Oro que he traído de Roma, como homenaje de gratitud del Papa por las maravillas que el Omnipotente ha realizado por tu mediación en los corazones de tantos peregrinos que vienen a esta tu casa materna.
Estoy seguro de que los Pastorcillos de Fátima los beatos Francisco y Jacinta y la sierva de Dios Lucía de Jesús nos acompañan en esta hora de súplica y de júbilo.
[Cantores y asamblea: Nosotros de cantamos y aclamamos, María (v.2)]
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1 comentario:

Gracias por sus comentarios, para mi son muy importantes.

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